Aunado a cambios sociales por la post-guerra, el mundo de la publicidad sería cambiado de una forma radical gracias a una campaña aparentemente inofensiva por parte de Volkswagen.
Hasta ese momento, la publicidad se limitaba a hablar sólo de las características del producto y poco más. A lo mucho, ocupaban los espacios publicitarios para agregar fotografías, ilustraciones y elementos variados que ayudaran a llenar totalmente la página. Según los sabios de la época, conseguían atraer la atención de la gente.
Volkswagen, de la mano con la agencia DDB se unieron para introducir en Estados Unidos uno de sus modelos más carismáticos: el Beetle. La tarea era difícil, ya que tenía varios condicionantes en su contra. En primer lugar, se trataba de un coche europeo que venía a competir con la todopoderosa industria automovilística de Detroit. Y para empeorar el asunto, era un coche alemán (de la era post-nazi), que hasta hacía poco era el enemigo acérrimo en la II Guerra Mundial.
A todo esto se unía que el Escarabajo tenía un tamaño más pequeño que el que los consumidores americanos estaban acostumbrados.
Así que las mentes creativas decidieron centrarse en esa debilidad y ocuparla como su elemento diferencial, aplicándolo en una idea totalmente disruptiva hasta el momento.
No usaron todo el espacio disponible del soporte publicitario a sabiendas que el espacio en blanco les ayudaría a enfatizar el mensaje. Así nacieron las campañas "Think small" y luego "Lemon”.
Estas promociones consiguieron que la marca alemana aumentara un 23% sus ventas en el primer año. Consiguieron también resultados imposibles de medir, pero que a la larga resultaron enormemente rentables, como conseguir que Volkswagen se convirtiera en un referente contracultural en Estados Unidos.
Se puede decir que a partir de ese momento cambió la publicidad que ahora es más visual, más conceptual y no necesita de tanta palabrería que explique lo obvio.
Definitivamente, esta campaña dejó una huella en la historia del marketing y la publicidad.
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